Punto de vista

Hoy al terminar mi jornada laboral me tocó esperar en el carro que mi papá terminara una larga reunión de trabajo. Yo Estaba de mal humor porque no había descansado bien la noche anterior y pues, ya quería irme a mi casa.

Mientras tanto me puse cómoda, tiré el asiento del copiloto completamente hacia atrás y coloqué los pies sobre el tablero para relajarme, tomé mi libro y empecé a leer un poco, pues conociéndolo, sabía que iba a tardar.

Finalmente, al salir del estacionamiento, mantuve la misma perfecta posición, la cual me daba un paisaje completamente diferente a la que diariamente tenía camino a casa, ese que se hacía interminable.

Un atardecer precioso, como siempre nos lo regala Panamá. El contraste del cableado eléctrico con los distintos colores del cielo siempre me ha parecido fascinante, los inmensos edificios intentando alcanzar las nubes y a la vez, ese interminable tráfico no lo sentía tan pesado después de todo.

Tenía tanto tiempo sin disfrutar de ese momento que nos parece tan común pero a la vez es tan complejo e infinito. 
Cuantas bellezas como ésta me habría perdido por ir con la mirada atada a mi celular?
Cuantas poesías he dejado escapar por tener la mente enfrascada en situaciones que parecen problemas?
 Cuantas preciosas canciones he dejado de escuchar por no bajarle el volumen a mis tortuosos pensamientos? 

Me he dejado consumir por el día a día.

Me di cuenta de que caer en la rutina depende totalmente de nosotros, 

Cambiar nuestra situación no siempre trata sobre la ubicación tiempo y espacio. 

Si alzamos la mirada, tal vez podríamos encontrar un respiro, una respuesta,

Un nuevo punto de vista.